25 de noviembre de 2009
El buen ánimo depende, desde el punto de vista físico, de dos componentes: 1) una alimentación adecuada y 2) un bajo nivel de estrés. Si faltan nutrientes o el estrés es alto, se produce un brusco descenso de la serotonina cerebral que genera tensión, inquietud, desgano, malhumor, irritabilidad y aumento del impulso de comer o tomar alcohol.
El cerebro produce la serotonina a partir del aminoácido triptofano, que ingerimos con los alimentos de nuestra dieta. Investigaciones del Departamento de Nutrición y Ciencias de los Alimentos del Massachusetts Institute of Technology mostraron que el consumo de chocolate por las personas estresadas o deprimidas es la vía más rápida para crear niveles suficientes de triptofano en la sangre, y así el cerebro producir la serotonina que falta. Entonces, la necesidad de comer dulces se parece bastante a la sensación de sed cuando falta agua en el organismo.
Al amanecer, la serotonina está muy elevada y por eso al despertar no nos apetece un plato de fideos ni un chocolate ni un helado. Pero a medida que el día avanza, la serotonina disminuye y cerca de las cuatro de la tarde presenta un descenso brusco. Desde ese momento, es habitual que las personas experimenten sensaciones de angustia, “bajón” y nerviosismo, que las hace más propensas a ingerir chocolate o dulces. Por esta razón y aun sin tener hambre, la persona los ingiere.
La elevación de la serotonina después de comer el dulce confiere alivio y cierto placer. Sin embargo, una vez que la serotonina se elevó, la persona no entiende “por qué comió tantos dulces”.
Leer noticia original: bien-estar.com
Publicado por : itampico @ 10:46 a.m. |
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