Salvo algún loco del volante al que ni siquiera la edad y las responsabilidades familiares han logrado domar, los que más rápido han llegado a conducir suelen tomar más precauciones cuando les llega el turno a sus hijos. Quizá porque saben de qué son capaces sus genes. La solución es un dispositivo como Tiwi. Posee GPS y cierta conectividad móvil. Se instala en el coche y cuando el conductor va demasiado rápido, le da un aviso verbal: “Estás sobrepasando el límite de velocidad; por favor, reduce”. Si el conductor hace caso omiso, entonces envia un email, un mensaje de texto o realiza una llamada a las autoridades competentes (papá y mamá, por el momento). Cuesta 549 dólares (348 euros) más una cuota mensual de 35 dólares (22 euros).
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